Como bien decía John Dryden, la locura es un placer que solo el loco conoce. Y de esa locura vengo a hablarles yo hoy. Como bien deben saber, y así lo expresé en mi anterior opinión, un servidor es un fiel adepto de Fernando Alonso, y más de uno pensará: pero si ese está acabado, solo hace que romper motores, es un gafe…Agradezco todo tipo de opiniones, pero, permítanme argumentar el porqué de mi afición por el asturiano.
Empecé a ver la Formula 1 allá por 2003, o eso dice mi padre, yo era pequeño; aunque ya tengo recuerdos de ver a un jovencísimo asturiano asombrando a aquellas balas rojas, y a las plateadas. Una afición que fue creciendo a medida de los años, impulsada por el clamor general de tener un campeón español en el certamen más prestigioso del automovilismo, la Formula 1. Una vez en el olimpo de campeones, Alonso ha tomado decisiones que podríamos tildar de cuestionables, unas quizás por falsas promesas deportivas, otras quizás enfocadas en un crecimiento personal…Desde luego que no seré yo quien valore sus decisiones.
¿Por qué se titula esta reflexión una cuerda locura? Pues es simple, tras su primer paso por Mclaren, el retorno a Renault, llegó Ferrari, símbolo de la consagración y honor más absoluto que cuentan las leyendas un piloto puede alcanzar. Con Ferrari tuvimos casi campeonatos, muchas alegrías y también tristeza, qué les voy a contar. A finales de 2014 conocíamos la noticia del retorno de uno de los mejores binomios de la historia, Mclaren Honda, el cual nos hizo soñar con Alonso y Button siendo los nuevos Senna-Prost, y con los nipones trayendo un dominio absoluto a la categoría reina, nada más lejos de la realidad.
Ahí viene el énfasis de la locura de la que les hablo: Encomiable, si no reseñable por lo menos me parece el aguante, profesionalidad y máxima dedicación que ha mantenido Alonso para con su equipo, para con su afición, y para con su profesión, a veces cuestionada y sometida a juicio. En esa locura quiero incluirme, a mi y a otros muchos fans que hemos vivido con desesperación cada abandono, cada domingo que esperábamos ansiosos para tener que presenciar un abandono más.
Y ahí tenemos, a un Alonso que no solo no se ha rendido, si no que fue capaz de dejar todo un señor Gran Premio de Monaco para ir a las americas, a competir y prepararse en tiempo record para una disciplina muy diferente, en un entorno poco parecido al de la F1, y todo esto ganándose el respeto y admiración de compañeros, fans y expertos en cuestión de un mes, tremendo.
Ayer veíamos la noticia de que Alonso había hecho un test con Toyota en Barhein, es decir, otra fase más en la travesía, o locura, que el asturiano ha querido emprender para seguir creciendo y ser el mejor, el más completo. El año que viene Renault y Alonso vuelven a juntar sus caminos, y quizás vemos a Magic en las 24 h de Le Mans, así como le veremos en Daytona. Sí, es de locos, pero si permiten, ahí donde vaya el loco de Alonso estaremos nosotros, siempre.
Mira que no me gusta la formula 1 pero leyéndote me está gustando!! Soy tu fan!
Alonso, o “el corredor de larga distancia”. Pienso que Fernando está terminando su “curva de aprendizaje” (Ha competido contra “casi” todos) para convertirla en una “curva de disfrute” (si tiene 4 ruedas, lo conduce). Los años de MCL-Honda, hicieron que se convirtiera en un luchador que es real para muchos (“si no tienes un buen auto, nadie te alienta”) de los que vemos, hace años, la F1. Y muchas veces pensamos: “¿Hasta donde hará llegar a ese pseudo auto de F1?”. Para mi es un placer verlo correr como un “rookie” con experiencia. Espero verlo ganando LeMans, formando parte de su historia. Al fin y al cabo, todo se resume en una palabra. Correr.