Con tristeza y desolación empiezo a lanzar estas líneas, cargadas de sentimiento y de necesidad de dar la mejor despedida a uno de los mejores pilotos de la historia, y créanme, no va a ser nada fácil proseguir redactando.
Si han podido seguir el hilo de las columnas (algo que les agradezco de corazón), habrán podido comprobar como la dirección de las palabras siempre ha ido a favor de la esperanza y de la ilusión de volver a ver a Alonso vencer en F1, o el fiel compromiso de no abandonarle nunca en su tesón de intentarlo. Y desde luego esta columna no será una renuncia, si no que viene a reafirmar nuestro compromiso de viajar en el velero de las batallas que Alonso nos brinde, sea cual sea el tamaño de la máquina o el color de la carrocería que nos lleve, la luz de los corazones que luchan por el mismo sueño nos guiará a la victoria en cualquier batalla, sea cual sea.
La decisión de Fernando puede evocar a que cualquiera que no le apoya, nos mire directamente y piense que dejaremos de ver la F1 porque él no esté, y sinceramente y directamente se equivoca, porque si hemos tenido la profunda fortuna de haberle visto competir, también querremos ser guardianes y testigos del legado que nos deja uno de los guerreros más bravos que la competición internacional haya podido conocer.
Solo me queda darte mis humildes gracias en unas líneas cargadas de tristeza y la par de nostalgia, por cada momento glorioso, y por todos los momentos malos, que nos han servido para unirnos en un mismo sentimiento, y para saber quién solo estuvo en las horas felices, y quien ha estado cuando solo la zozobra y la desilusión parecían invadir el chasis, el motor, llenando de humo una esperanza que nunca hemos dejado apagar.
Como bien reza el título no seré yo quien ahora te abandone, si no que, con tu bandera y tu legado, te acompañaremos en cada contienda que quieras emprender, con el mismo convencimiento que lo hicimos en los momentos de gloria, y con la fe que lo hicimos cuando creer en ti era misión complicada. Gracias por cada curva, por cada adelantamiento. Gracias por tanta maestría y por enseñarnos que valentía, esperanza, y competición van ligadas de la mano, en un tejido único del que he tenido el honor de formar parte.
Gracias Magic, gracias Fernando.
Now, we can fight.
Imágenes: xaviimages / omarketingf1
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