Otro año más, Red Bull Racing cuenta con un gran chasis (no el mejor porque Adrian Newey no se implicó en el desarrollo plenamente al principio) pero con un motor Renault que dista de la cabeza y que además, no es excesivamente fiable ya que Max Verstappen ha abandonado en cinco ocasiones.
Pese a que en cada carrera se acercan más y que en el ritmo de carrera no están tan lejos de las primeras posiciones (de no ser por la penalización de Hungría, Verstappen podría haber luchado por la victoria), en la Q3, en la prueba del algodón, se vislumbra la verdadera competitividad de la unidad de potencia gala, donde se sitúan unas décimas por debajo de los Ferrari y Mercedes.
Es por esto que el jefe de equipo, Christian Horner, pide obtener ese extra de potencia que emplean las Flechas Plateadas y los Cavalinos Rampantes al utilizar un mapa de motor exclusivo para la Q3. “El coche es cada vez más fuerte en las condiciones de carrera”, ha comentado, diciendo que Hungría, un circuito donde el motor no es tan esencial (basta con ver cómo quedaron los McLaren Honda) fue un muy buen Gran Premio para ellos. Sin embargo, ha explicado que pese a que “Max fue un segundo más rápido en Q1 y Q2”, a la hora de la verdad, de luchar por la pole y por salir delante, “necesitas un poco más para pelear con Ferrari y Mercedes“. Al ser preguntado por las expectativas realistas de un cambio importante en el motor de cara a este año, el inglés remitió la pregunta a Renault, para “entender cuáles son nuestros pensamientos”.
Pensando ya en el Gran Premio de Bélgica, ha comentado que se imagina que “el sábado pelearán y saldrán quintos o sextos”, pero que el domingo cree que serán más rápidos y en Spa-Francorchamps “se puede adelantar”.
Autor del artículo: Alberto Pacios / @albertomclatas
Fotos: Red Bull Racing
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