La carrera de ayer del Gran Premio de Italia fue espectacular. No solo por el final, pues para casi cualquier aficionado es gratificante ver a Ferrari ganando en casa tanto tiempo después y ver a Leclerc consolidarse, sino por el transcurso de la misma. Con el monegasco defendiéndose vuelta tras vuelta de los ataques de Hamilton, primero, y Bottas, después, con un juego de estrategias en el que Ferrari hizo un trabajo excepcional, protegiéndose a la vez de ambos Mercedes. Pese a ser Monza un circuito en el que adelantar es posible, la velocidad punta del SF90 de Leclerc era tal que neutralizaba el DRS del W10 de Hamilton. así, el británico tuvo que dedicarse a seguir giro tras giro enganchado a la caja de cambios de la nueva estrella de Maranello, que consiguió aguantar la presión de manera casi perfecta, sorprendentemente, considerando su edad, clavando ambos pilotos las frenadas curva tras curva, el monegasco tomando riesgos excepcionales.
Poco después de salir de boxes, en la vuelta 23, Leclerc tenía que defenderse de Hamilton, que tenía unos neumáticos con más prestaciones y en mejor temperatura. A riesgo de ser taponado por el Renault de Hulkenberg, rodando segundo sin haber parado en boxes aún, Leclerc se tiró a adelantarlo en la Parabolica y, tras una pasada magistral, en la recta de meta se encontraron Charles, Nico y Lewis extremadamente pegados. El británico se sirvió del rebufo del alemán, el monegasco no necesitaba ninguno. Tras la primera chicane, el pentacampeón del mundo salió más cerca que nunca del de Ferrari, en la Curva Grande que precede a la segunda variante, a la que llegaron emparejados, Leclerc por dentro. Este le dejó un espacio mínimo a Hamilton, que puso medio coche en la hierba, dejó un gran surco en el césped, perdió el vértice y tuvo que seguir el camino indicado por la escapatoria de asfalto para reincorporarse a la pista.
El de Stevenage solo se aproximó tanto como en aquella ocasión al de Montecarlo una vez más, cuando el de rojo se saltó el vértice de la primera chicane, pero consiguió subsanar el error y no permitió que el líder del mundial le adelantara. Así que la mejor ocasión que tuvo Hamilton fue aquella en la que Leclerc prácticamente le echó de pista, lo que le procuró una bandera negra y blanca. En ese momento Lewis levantó el pie. Todo se acabó cuando, en la recta final de Gran Premio, el británico se pasó de frenada en la curva 1 y fue adelantado por su compañero, Bottas, que no pudo plantar una firme batalla a Leclerc.
Hamilton levantó el pie porque, algo poco habitual en él, sacó la calculadora. Mejor ser terminar en el podio que hacer un cero, eliminar a Leclerc, reavivar las esperanzas de Bottas en el mundial y convertirse en persona non grata en Italia. El mismo Lewis lo ha admitido. Si ya tuviera el campeonato en el bolsillo (matemáticamente, pues virtualmente ya lo tiene), «habría mantenido el pie a tabla y habríamos impactado».
«Lo felicité [a Leclerc] nada más bajarme del coche. Es uno de los pilotos más respetuosos de la parrilla. Cuando luchas por primera vez con un piloto, hay que aprender cómo actúan»
Lewis Hamilton
Pese a que, durante la prueba, manifestó por radio que el comportamiento de Charles rayaba lo antideportivo, pero posteriormente se ha retractado. Lo deja en una batalla amistosa, tras comentar su deseo de «repetir muchas más carreras así» y de que, si fuera necesario hablar, «lo haremos en privado».
Imagen: Lewis Hamilton
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