Entre tanta melodía se nos está pasando por alto que Mercedes AMG y Lewis Hamilton le deben una a Valtteri Bottas, y que no resulta descabellado pensar que el de Nastola podría coronarse subcampeón del Mundo con la ayuda de su equipo y compañero.
La distancia del finlandés con Sebastian Vettel es inferior a la que mantiene el alemán con quien tiene todas las papeletas para coronarse pentacampeón este mismo año. 57 puntos frente a 67, y si para el de Heppenheim todavía parece que queda un escasísimo atisbo de esperanza a falta aún de cuatro pruebas, con más razón deberíamos respetársela al titular del dorsal número 77: a mismo espacio por delante, 10 puntos menos por pulverizar…
La situación actual de Ferrari da para esto y para mucho más, la verdad. Rota, desencajada, sin norte y sin líder, la rossa sufre de tantos problemas dentro y fuera de la pista que parece factible que Toto Wolff —una vez amarrados los Mundiales de Marcas y Pilotos, nunca antes—, enfoque los esfuerzos de la anglo-germana a dar el subcampeonato a su conductor número 2. En Italia ya quedó claro. Al término de la carrera, el austriaco mandaba a sus coches saludar a «nuestros amigos italianos» dando una vuelta al templo de Monza. Obviamente desconozco en qué términos anda la relación entre Brackley y Maranello, pero tampoco resultaría extraño que la de tres puntas mantenga, a estas horas, ganas de marcar territorio luego de las críticas de La Scuderia al modo en que ha tratado la FIA a la oficial de Mercedes-Benz durante 2018.
Valtteri me gusta quizás porque nunca he creído que sea un tipo sobrevalorado. Esta misma temporada ha dado sobradas muestras de estar muy por encima de ese puesto de segundo piloto que lo convierte en el segundón, apodo que lleva a cuestas como un sambenito que no se quita ni con agua caliente y vinagre. Bakú era suyo, Sochi también, y su actitud en Rusia debería servirnos para entender que podría haber premio al término de la campaña, como se ha demostrado hoy, en Suzuka, cuando el bravo Bottas las ha tenido tiesas con Max Verstappen con tal de no ceder ni un milímetro en su asalto al podio. Podía haber sido tercero sin que hubiese pasado nada ni el guión hubiera cambiado ni tanto así, pero los 18 puntos resultaban estrictamente necesarios y se ha defendido con uñas y dientes de los ataques del holandés de Red Bull, consciente en todo momento de que a Lewis no le hacían ninguna falta sus esfuerzos.
10 puntos ha descontado el finlandés a Vettel hace unas horas. Son cosas que pasan desapercibidas pero interesantes de tener en cuenta, y muy relevantes si a partir de Austin (Gran Premio de los USA, dentro de 15 días), la maquinaria de Mercedes AMG modifica su rutina y comienza a ceder espacio y focos a un currante que se ha ganado con creces poder optar a su primer subcampeonato del Mundo. Valtteri debería estar más arriba pero las circuntancias han impuesto o han recomendado que navegue detrás de Vettel, aunque tal y como están las cosas, como insinuaba al comienzo de este texto: no resulta decabellado pensar que ciertamente haya regalo al final de su viaje.
Os leo.
Leave A Comment