Los años ochenta fue un periodo turbulento en la Fórmula 1. Esta turbulencia partía entre la guerra FISA – FOCA, como entre los wing cars y los motores turbos, y permitió a los equipos más pequeños abrirles las puertas a diversos pilotos. Entre ellos se encontraba un piloto de nombre alemán pero nacido en Rimini, Italia: Siegfried Stohr.

El background

Siegfried Stohr nació en Rimini, el 10 de octubre de 1952. Con la sangre italiana relacionada con la velocidad, fue uno de los miles de tifosi que vivieron la victoria de Big John Surtees en el Gran Premio de Italia de 1967. La amada Ferrari solo pudo finalizar en la séptima posición, gracias a los esfuerzos de Chris Amon. Cuando la carrera terminó, el joven italiano dejó el trazado con el amor por la velocidad en su sangre.

La escalera

Su educación mezcló la pasión por los automóviles con los estudios sobre psicología realizadas en la Universidad de Padua. El primero de los caminos llegó casi por casualidad, cuando su decisión de comprar una motocicleta fue torcida por un primo. Este pariente le aconsejó encauzar los fondos y probar un Formula Italia. También, le ayudó a encontrar un mecánico y algunos pequeños sponsors para que le ayudaran. La calidad de Siegfried se vio en la primera carrera, en donde fue el más rápido. La pole de esa primera carrera era suya. Y el futuro también.

Entre la F3 y la F2

Once años después de Italia ’67, Siegfried alcanzaba el campeonato de F3 Italiana. Con este cetro en mano, ascendió a la F2 europea, en donde logró dos segundos puestos en Vallelunga y en Pau. Durante esta temporada debió medirse con pilotos de la talla de Bobby Rahal, Keke Rosberg, Marc Surer, Derek Daly y Eddie Cheever, entre otros. Para los argentinos, el barbado italiano fue contrincante de Miguel Guerra, Ariel Baskt, Juan M Traverso, Osvaldo Lopez y Ricardo Zunino.

1980 lo vio cuarto al final del campeonato, repitiendo la performance de Pau y alcanzando la victoria en Pegusa. Esto se vio aumentado, ya que Siegfried fue el mejor de los pilotos de equipos privados. La F1 estaba a la vista.

DesGraining la historia de Siegfried Stohr

Arrows

La gente de Arrows debía contratar a un piloto ante el retiro de Jochen Mass. Siegfried Stohr se mostraba como una gran opción. De allí que, una llamada telefónica y el blanquinaranja monoplaza Nº 30 ya tenía dueño. Según sus propias palabras, el piloto italiano hace referencia a dos carreras que fueron sus mejores performances:

“La primera en Sudáfrica. Al comienzo, en la lluvia, era más rápido que Patrese, hasta que el motor dijo basta”. (Nota del autor: había clasificado 11º y su carrera solo duró 12 giros. También la de Mónaco).

La segunda parte del 81

El campeonato continuó como un tobogán. Siegfried vio la realidad de encontrarse con un equipo de mitad de tabla en medio de varios conflictos. Sobre esta realidad, el ex piloto de la F1 aclaró:

“Hubo problemas con los motores, errores en las practicas, pero jamás realicé pruebas (excepto en Sudáfrica). No tenia neumáticos y para la última parte del campeonato, mi coche no recibió mejoras”.

Jacques Villeneuve Sr

Cuando la F1 llegó a Norteamérica, Canadá y Las Vegas, el equipo Arrows decidió darle el asiento del Arrows al hermano de Gilles Villeneuve. Siegfried se encontraba fuera del mundo de la Fórmula 1. Esta sería su despedida definitiva. Su valija no contenía los dólares necesarios para seguir.

Después

Al dejar la Fórmula 1, su único acercamiento a los monoplazas se dio en F2. Sería una carrera con un Minardi impulsado por un motor Ferrari. Este impulsor presentó un serio problema, no solo en el coche del piloto italiano, sino en los otros impulsores similares. Según su propia expresión “All engine kaput”.

A cenar

Cuando alguien invita a cenar, muestra el respeto y la admiración por las otras personas. Como CARS a la Carta une la alta comida con los automóviles, le consultamos a que piloto de la Fórmula 1 invitaría a cenar. Siegfried respondió:

 “Pironi y Alboreto, pero ellos no están con nosotros”.

La anécdota

Todos los pilotos tienen anécdotas. Eso hace rica las sobremesas. Algunas son propias, otras fueron testigos. De esta, Siegfried fue testigo:

Carlos Reutemann era muy admirado por las mujeres. Una vez, una fan, le pidió a Siegfried que le firmara una remera justo sobre los pechos. Inmediatamente, cuando la misma mujer encontró a Carlos Reutemann, se sacó la remera y le pidió que le firmara en el mismo lugar, pero sin la remera”.

 

Imágenes: Siegfried Stohr

También disponible en formato PODCAST.