Llegamos a la década del ’60 en nuestra última entrega y hoy toca ocuparnos de la historia de Ferrari que lo ubica en un parteaguas: entre el inicio de la sequía y su venta a FIAT. Así, el nombre FIAT sobre el fondo azul empezó a ser una constante en los flancos de las Ferrari y significó un respiro para la Scuderia. Principalmente, el influjo de capitales le sirvió a Ferrari para enfocarse en la Fórmula 1, abandonando las carreras de prototipo y poder trabajar desahogadamente en los modelos deportivos de alta gama.
Esta reestructuración llevó incluso a que un modelo de la Fórmula 1, el 312 B3 de 1973 se construyese en Inglaterra. La razón se basó en que en Italia todavía no se había perfeccionado la tecnología de construcción de chasis monocasco. Para este fin se contrató a la empresa TC Prototypes.
Los resultados, en un primer momento, no fueron alentadores. Sin embargo, la semilla del renacimiento se había plantado.
Vuelta por los fueros
1974 se puede establecer como el nacimiento de una época gloriosa, no tan exitosa como la de Michael Schumacher, pero sí muy parecidas. Ferrari volvió por sus fueros con la contratación de Niki Lauda, hasta ese momento un Don Nadie, la recontratación de Clay Regazzoni, la muy mejorada 312 B3 y, luego, la abuela de los modelos T, la 312 T (cambio transversal).
En el período en que los modelos T defendieron a Ferrari, la casa de Maranello logró:
- 3 campeonatos (1975 y 1977 con Niki Lauda) y 1979 con Jody Scheckter
- 3 subcampeonatos con Clay Regazzoni (1974), Niki Lauda (1976) y Gilles Villeneuve (1979)
- y la tercera posición de Carlos Reutemann en 1978.
La 312 T5
Me quiero detener en un modelo que resultó el peor en la historia de Maranello, la Ferrari 312 T5. Heredera de la campeona del 79, sólo lograría 8 puntos (sólo 1 punto más que en 1969, pero habiendo disputado tres carreras más) y la humillación de no poder largar el GP de Canadá por no haber clasificado.
Quiero elevar una defensa para este modelo que sufrió el embate de no ser un wing car auténtico por la disposición de los cilindros opuestos y la plena concentración de toda la fábrica de Ferrari en el modelo turbo. A nadie ya le importaba invertir tiempo, dinero y esfuerzo en la T5. Es por eso el resultado. En otro contexto, los resultados deberían haber sido diferentes. Sin embargo, la T5 fue el inicio del período más largo de Ferrari sin campeonatos: serían 21 largos años.
La segunda gran sequía
Le voy a dar un ejemplo que dimensiona este tiempo sin campeonatos. Cuando Jody Scheckter y Gilles Villeneuve celebraban en Monza el ansiado título, el 9 de septiembre de 1979, Kimi Raikkonen no había nacido todavía. Llegó al mundo el 17 de octubre de ese año, 38 días después de la gran celebración.
21 años después, Michael Schumacher volvía a traer la alegría a toda Italia y a todos los tifossi recuperando el Campeonato Mundial de Pilotos. La fecha de esa celebración fue el 8 de octubre de 2000 desde tierras niponas.
Sólo dos carreras después, el 4 de marzo de 2001, ese joven finlandés que había nacido en octubre hizo su debut a bordo de un Sauber en el GP de Australia. Esa es la real dimensión de la sequía.
Imágenes: Ferrari
Fuentes:
- Hayhoe, D. Formula 1 The Knowledge, Second edition. Veloce Publishing. 2019
- Deschenaux, J. Gran Prix Guide 1950-1999.
- Enciclopedia SALVAT del AUTOMÓVIL – Fascículo 5 (pp 294 a 320 )
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