Hola queridos lectores y bienvenidos una semana más a Back to the Past. La temporada poco a poco se acaba, algunos cuelgan el casco, otros se preparan para aterrizar en la F1 y otros esperan con ansias volver a coronar el ‘Gran Circo’ sin conocer qué les deparará el futuro: de hecho, como pasó el 7 de noviembre de 1993.
En el día de hoy regresamos al Gran Premio de Australia de 1993, cita histórico para la Fórmula 1 en todos sus sentidos. Era el fin de una era; la carrera que lo cambiaría todo. Aquel día, en Adelaida, la F1 nos tenía preparado un podio de emociones, sonrisas y llantos. Era el día D entre Senna y Prost.
El fin de una eterna rivalidad
Todos conocemos las batallas que provocaron uno de los mayores feudos en la categoría reina: aquellas de Ayrton Senna y Alain Prost que nos hicieran vibrar de emoción y temblar de nervios.
Sin embargo, el día D pararía la historia… para siempre.
Australia: La última revancha
El Campeonato del Mundo de Fórmula 1 llegaba a Australia con el título ya decidido. Tal y como ha sucedido en 2017, el campeón se coronó con dos carrera aún por disputar. Alain Prost ya había conseguido su perseguido tetracampeonato –el primero y único fuera de las filas de Woking–. También estaba ya escrito su destino; dos días antes de alzarse campeón, había anunciado su retirada al concluir la temporada 1993.
Por tanto, lo único que quedaba por disputarse en el GP de Australia era la última revancha entre los dos titanes. El sábado, Senna batió por casi medio segundo al francés; su única pole de la temporada. Aquel fue un golpe bajo en la última clasificación de su ex–compañero de equipo. Ayrton ya sumaba 62, el máximo histórico, y Prost veía cómo su carrera acababa con 33 –empatado con Jim Clark– a pesar de haber sumado hasta 13 primeras posiciones en aquel año.
7 de noviembre de 1993, el día D
Como había sido la tónica de aquel fin de semana, Ayrton Senna no perdonó y se volvió a imponer en carrera. Dobló a todos menos a Damon Hill y al propio Prost. Los aficionados pensaron que el brasileño había enviado un último mensaje al de Williams con aquel aplastante triunfo, pero aún quedaba algo por suceder.
Senna, Prost. Prost, Senna. Se volvían a encontrar en el parc fermé antes de subir al podio. Primero era Ron Dennis el que se acercaba a su ex-piloto para felicitarle por su segunda posición. Seguidamente, Damon Hill hacía lo propio. Senna, no obstante, se mantenía alejado del círculo del francés.
Camino al podio, felicita a Hill por su tercera posición y… llega el estrechón de manos con Alain Prost: la batalla ya había terminado. Pero el particular homenaje de Ayrton aún no había terminado. En plena ceremonia del podio, Senna tomó del brazo a Prost y lo subió a lo más alto del podio. Aquella no sólo era la última carrera de Prost; ellos aún no lo sabían, pero sería la última vez que los dos pilotos más grandes de la historia de la F1 pisarían el podio.
Autor : José Luís López / @JhoezF1
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