Los coches de Fórmula 1 son los vehículos terrestres más rápidos del mundo por su relación peso/potencia y por la capacidad de “volar” en las curvas sin despegarse del suelo.
Para ello es fundamental la carga aerodinámica la cual depende de la velocidad a la que circule el coche. Sin velocidad no hay efecto aerodinámico, pero los elementos que se incorporan para lograr generar carga también afectan a la velocidad que es capaz de alcanzar un monoplaza. Este problema es el denominado drag o resistencia al avance.
Cuantos más elementos tenga un monoplaza para generar carga aerodinámica, más drag va a sufrir, ya que obstaculizarán el flujo lineal del aire alrededor del objeto. Sin embargo, en los Fórmula 1 hay dos maneras de producir la carga aerodinámica, una con los alerones y otra con el suelo y el difusor. La carga producida con las alas genera drag ya que son planos que chocan contra el aire para que empujen el coche hacia el suelo; pero la carga producida con el difusor es mucho más limpia, perdiendo poco rendimiento en recta.
Es por ello que los equipos se han centrado estos últimos años en desarrollar el suelo para controlar el paso del aire de la manera más eficiente en la parte baja del monoplaza hacia el difusor y así conseguir la mayor carga aerodinámica sin penalizar en recta. Por un lado, los equipos top ya dominan este arte como podemos ver en el caso de McLaren (en la imagen de la portada), pero poco a poco se ponen al mismo nivel el resto de los equipos.

Se aprecia perfectamente la suspensión delantera y el trabajo que hay en el suelo del Alpine A525
Aquí tenemos el ejemplo del Alpine al ser montado en Australia para el primer Gran Premio de la temporada y son pocas las diferencias en las canalizaciones de su suelo con el de McLaren. Esto demuestra la progresión del equipo francés y es uno de los motivos de su gran mejora en el tramo final de la pasada temporada.
Seguiremos de cerca el rendimiento de estos monoplazas, ya que no dejarán indiferente a nadie, habiendo logrado desarrollar de esta manera el fondo de su coche.
Carlos Garijo Medina
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