Es una leyenda viva de la Fórmula 1, y el segundo piloto -junto con Juan Manuel Fangio- que más Campeonatos Mundiales tiene en su haber, solamente por detrás de Michael Schumacher. Lewis Hamilton acaba de comenzar su andadura para obtener su sexto título con la marca con la que ya ha obtenido 4 más, con Mercedes.
Pero no todo era bonito en sus inicios en el Gran Circo para él. Llegó muy joven al campeonato y con un compañero de equipo que se preveía que le iba a doblegar fácilmente, pese a tener el apoyo de un referente como Ron Dennis.
Pero no fue así, y el de Stevenage batió a Fernando Alonso en su primer año y se quedó a un punto de ganar el mundial, en favor de Kimi Räikkönen. Fue en 2008, al año siguiente, cuando por fin consiguió su sueño en casa de su rival: en Interlagos a Felipe Massa.
“Fue un trauma porque lo perdí por un segundo, en la última curva tenía el Campeonato. También me penalizaron mucho en esos dos años sin tener culpa. Ocurrían cosas extrañas, la gente hacía cualquier cosa para evitar que tuviera éxito”, comenta sobre su primer año.
Pero su momento llegó:
“Cuando tuve éxito, me sentí genial. Creo que a los 23 años supongo que no tenía la madurez suficiente como para entender todo lo que pasaba ni disfrutarlo. No estaba preparado para los medios de comunicación. No me enseñaron a tratar con ello, a hablar delante de las cámaras, a hablar con la gente. Simplemente llegué y me tiré al vacío sin saber nada. Lo hice lo mejor que pude”, se sincera el inglés.
También fue impactante ser de los primeros pilotos de una etnia diferente, algo que ya se está empezando a ver más a menudo: “Niños asiáticos, niños negros, cada vez llegan más etnias”, concluye.
Imagen: 20minutos
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